Había
una vez un hermoso tigre de bengala, el cual caminaba cansado y agobiado, se
sentía triste y solo. Era un tigre grande y fuerte. Sin embargo, su tristeza se
debía a que su manada se había dispersado. Unos habían muerto por causa de unos
cazadores y otros simplemente se habían ido y abandonaron la manada.
Nobleza, como se llamaba el tigre
sentía muchas dudas en su corazón, había cosas que no comprendía y eso agitaba su espíritu.
Un día en
medio de esta confusión que sentía decidió emprender el camino a la gran
montaña, había escuchado que ahí habitaba una vieja tigra, la cual poseía una
gran sabiduría.
Foto:nombreweb |
Se fue solo y veía que el camino era
largo, comprendió que no podía solo; y cansado por tanto caminar se detuvo a
tomar agua. Estando en el arroyo se encontró a un ciervo con el cual empezó a
conversar. Después de un largo rato de
descanso y de hablar sobre trivialidades, el ciervo le pregunto:
- ¿A
dónde vas?-
A la gran
montaña, contestó Nobleza.
¿Y para
que vas allá? pregunto el ciervo.
Nobleza,
se quedo un momento en silencio y dijo: Necesito curar mis heridas. No
comprendo. Mis seres queridos se han muerto o se han ido, necesito empezar de
nuevo, aún habemos varios del grupo que queremos ir a otra comarca y
establecernos ahí, pero me siento confuso y no sé como estar y ayudar a los que
hemos quedado. Necesito apaciguar mis preguntas y dejar que mi espíritu fluya y
corra libremente, y así poder correr al ritmo del viento.
-¡vaya!-
dijo el ciervo, pues pequeña cosa quieres hacer. No es fácil, pues con quien te
vas a encontrar primero será contigo mismo; y dialogar, aceptar y amar nuestras propias
dudas y flaquezas es lo más difícil y lo que más nos cuesta.
- Lo sé-
dijo Nobleza, pero también sé que el espíritu de los que me aman y de todos mis
antepasados me dan la fuerza para seguir y confiar.
-¡Oye!-
dijo el ciervo: -¿quieres que te acompañe?-
- ¡Me
encantaría! dijo, el tigre.
-¡¡¡Pues
en camino, vamos!!! Dijo el ciervo muy contento.
Y el gran
tigre y el ciervo se fueron con el corazón lleno de esperanza, pues aunque el
ciervo no dijo nada, también deseaba un verdadero encuentro con su ser y con
ese otro más grande para poder ayudar a su comunidad, la cual también estaba
siendo afectada con todo lo nuevo que traían los cazadores y el progreso.
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