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Una de las frases célebres de Bertolt Brecht, dice: "Hay
hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son
mejores. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes
luchan toda la vida, esos son imprescindibles." Creo que yo le agregaría y hay los que aman
toda la vida y esos son los inolvidables, pues quienes tuvimos la dicha de
conocer al P. Marcelino y al P. Mateos somos testigo/as de ese gran amor que
los apasiono a gastar su vida por los más sencillos y humildes.
Ser hombres
imprescindibles requiere de Misioneros al estilo del Corazón de Dios, como era
el sueño del P. Chevalier: hombres que desde la experiencia del amor de Dios
sean el remedio para los males de nuestro tiempo. Y definitivamente con el testimonio de estos
dos grandes misioneros pudimos encontrar ese corazón de Dios apasionado por los más pequeños, cada
uno desde su forma muy particular y humana, lo cual nos recuerda que a pesar de
nuestras debilidades humanas es posible decir sí al proyecto de Jesús.
¡Gracias!, P. Marcelino por ser signo de la compasión y la misericordia
que brota del corazón de Dios, pues desde su pasión por la justicia y la verdad
nos enseño que nuestra vida tiene sentido en la medida en que nos gastamos por
los demás, en la medida en que somos esas manos de Dios para consolar al que
sufre, en la medida en que no nos quedamos pasivo/as ante la corrupción y la
violencia que atenta contra la vida de los hijos e hijas de Dios. ¡Gracias! Por
que con tu vida nos enseñaste que lo importante es amar y vivir desde el amor
gratuito de Dios. ¡Gracias! Por que fuiste un misionero del corazón de Cristo.
También, ¡Gracias!, P. Mateos por su pasión hacia los más pequeños,
pues aunque no compartí tan de cerca su vida, bastaba escucharlo como hablaba de la gente con la que estuvo, tanto
en El Salvador como en Nicaragua y una podía ver como la luz
brillaba en sus ojos y no sólo eso sino la ternura y la alegría que
experimentaba con ello, entrega generosa que pudimos constatar al escuchar los
distintos testimonios de las personas que le conocieron. Definitivamente hombre
de fe y humor que me consta y nos enseña que el amar y el entregar la vida sólo
tiene sentido cuando lo hacemos por los preferidos de Dios.
¡Gracias! A ambos pues los dos nos
mostraron que cuando amamos y nos apasionamos por la causa Dios, nuestra vida
tiene sentido.
¡Intercedan por nosotro/as!, para que nuestra vida sea testimonio de la
experiencia del amor que transforma y renueva la vida de nuestra sociedad, la
cual, sufre hambre, pobreza, exclusión,
violencia, maltrato, corrupción, etc. Y que de esta forma podamos ser el
corazón de Dios en la Tierra.
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