mayo 23, 2016

BAILAR AL RITMO DE DIOS



Foto:nombreweb.com

¿Cómo decir, cómo hablar de vida, de amor, de esperanza, de paz, de alegría? ¿Cómo amar la vida, cómo decir la vida es bella? ¿Cómo Dios?, si a cada paso que doy hay muerte, lágrimas, tristeza; cada día son más los ancianos abandonados que aún con sus pocas fuerzas luchan por el pan de cada día, cómo hablar de esperanza de vida si unos son despedidos y despojados de sus derechos, los más básicos para vivir y alimentar a sus hijo(a)s, a sus familias.  Cómo decir ¡ánimo! Si estando fuera de la catedral a lo mejor no les ha alcanzado la comida para todo(a)s;   cómo hablar de alegría, de sentido a la vida si son tantos los jóvenes que se quitan la vida por no encontrar un sentido a sus vidas, tal vez no tuvieron la oportunidad de seguir estudiando y menos aún de encontrar un trabajo, pues, las esperanzas de vida parecen que poco a poco se acaban en nuestro país. Acaso como única esperanza queda el “famoso” “sueño americano”…
Sin embargo, Ellacuría habla de la locura de la cruz...

¿Qué locura es esa? ¿Será la misma locura que guio a Jesús de Nazaret? ¿Será la locura de ese Reino en el que creyó Jesús y tantos hombres y mujeres?
Son tantas preguntas las que vienen a mí cuando contemplo el dolor y la tristeza.  Sin embargo, más grande es el amor, la alegría y la esperanza en medio de la muerte, lo cual me indica que la VIDA siempre tiene la última palabra.
Descubrir la esperanza en el rostro del payaso que se sube al bus, en aquella mujer de rostro cansado y que baila al ritmo de los “guaraguao” y proclama:  “…yo pregunto por qué no nos unimos…por qué nos dividimos…” y me digo: este es el pueblo de Dios, este es el pueblo del que habla la Biblia, y el pueblo que dice:  DIOS CAMINA CON NOSOTRO(A)S.
Dios camina!!! en la esperanza de cada anciano, en la ilusión del joven, en la lucha de cada hombre y mujer  que vela por el bienestar de los demás.  Camina con aquella mujer valiente que anuncia que los que piden ser reivindicados  en sus derechos son seres humanos, son nuestros hermanos, denuncia la injusticia estructural que cada día oprime al pueblo.
Dios camina en los hombres y mujeres que creen  y aman la vida en aquellos que danzan al ritmo del Espíritu de Dios.  A ese ritmo que Jesús bailo por seguir el proyecto de Dios.  Ese proyecto de vida, amor, justicia, igualdad y de paz.
Seguir el ritmo del amor es construir. Construir un mundo diferente, es como dice Ellacuría en su filosofía recrear desde una crítica que busca la VERDAD, pero una verdad que dignifique en libertad y desde la libertad al ser humano.  Recrear un mundo nuevo, un mundo de amor capaz de dar  la vida por los demás.
Que la inspiración en tantos hombres y mujeres que han dado su vida sea modelo para saber arriesgarnos hoy  y así danzar al ritmo del amor de Dios.  Al ritmo del que construye y renueva la vida.



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