mayo 23, 2016

La mirada de Estrella



Foto:nombreweb.com
Hace mucho tiempo en un lejano país, vivía una pequeña niña a quien todos apreciaban y admiraban, tenía un encanto especial, había en ella mucha bondad y alegría; pero sobre todo había en su mirada mucha ternura. Esto era precisamente, lo que la hacía especial pues cuando compartía con alguien su mirada  transmitía mucha paz y tranquilidad. Todos se preguntaban que había en ella, pues sus abuelos eran ya 
mayores y eran personas sencillas y humildes. Nadie sabía de su origen o conocían a sus verdaderos padres. La pequeña Estrella siempre preguntaba por sus padres, pero sus abuelos le decían que estaban lejos. Cuando Estrella ya estaba cerca de los 14 años, su abuelo Tilo la llamó y le dijo que tenía algo muy importante que contarle:


-          ¡Mi querida Estrella! dijo el abuelo:
-           tu abuela está muy mal y pronto seguramente los dos nos iremos a reunir con tus padres y es necesario que sepas la verdad-
Estrella sintió un vuelco en su corazón, pero esperaba atenta a lo que su abuelo le diría.
- ¡Mi querida niña!-, dijo el abuelo:
- Hace mucho tiempo tu abuela y yo veníamos de recoger leña. Esa noche hacía mucho frío, estaba próximo el invierno. De pronto en el camino que esta cerca de la montaña escuchamos  una pequeña risa. Nos detuvimos a escuchar y miramos alrededor, hasta que por fin vimos que entre la nieve había un pequeño bulto, nos acercamos y había una preciosa niña que reía y jugaba con sus manitas. Cuando nos miró,  sus ojos brillaban con una luz muy intensa, tenía una mirada tierna y llena de luz, al parecer llevaba mucho tiempo ahí. Esa noche era especialmente estrellada y fría. Parecía que la pequeña tuviera dos estrellas en sus ojos. No sabíamos que hacer. Así que la recogimos y la llevamos  con nosotros.
Tiempo después supimos que esa niña se había salvado de morir en un terrible accidente en donde sus padres perdieron la vida. Según, nos enteramos la familia viaja en un carruaje, pero el tiempo era tan malo que el chofer perdió el control y el carruaje chocó. Solamente la niña se salvo.
Estrella, con los ojos llenos de lágrimas miraba atentamente al abuelo. Le abrazo y le dijo:
-          Esa niña era yo?
-          ¡Sí!, eras tú por eso te pusimos Estrella, porque en tus ojos siempre han estado acompañándote, aquella noche ellas fueron tus amigas y te salvaron de morir congelada, pues cuando te cargamos estabas calientita y sonreías como si todo el tiempo las estrellas te hubieran cuidado y  nada hubiera pasado.
La niña abrazo fuerte al abuelo, y le dijo:
-          ¡Te quiero abuelo!. No importa quienes fueron mis padres ustedes lo han sido. Mi abuela y tú siempre serán mis padres.
-          Pero, por qué dices que pronto se irán?
-          Él contesto: estamos viejos y algún día moriremos y por eso queríamos que supieras quién eres en realidad, pues a lo mejor algún día aparezca algún pariente y quiera saber de ti.
-          ¡No importa!-, contestó, Estrella.
-          Solamente, quiero estar con ustedes y compartir cada día.  
El tiempo paso y desde aquel día, Estrella vivía alegre disfrutando cada momento, tanto con sus abuelos como con sus amigos. Trataba de ayudar en lo que podía y sobre todo regalaba del don que Dios le había  dado.  Paz y consuelo, lo cual compartía generosamente, especialmente con quienes más lo necesitaban.
Definitivamente, poseía un maravilloso misterio en su vida y especialmente en su mirada, el cual nadie entendía, ni ella misma.
De tal forma que cuando creció y sus abuelos ya no estuvieron a su lado, ella siempre fue consideraba como una mujer muy profunda y llena de sabiduría, todos en el pueblo la buscaban para escuchar sus consejos, pero sobre todo para estar cerca de ella y  así poder compartir con una persona muy especial, la cual  brindaba mucha paz, calidez y ternura.



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